En el año 2021, ¿que necesitan saber los pacientes cardíacos acerca de COVID-19?
Por Michael Merschel, ľ¹ÏÖ±²¥ News
Hace más de un año, cuando COVID-19 apareció por primera vez en Estados Unidos, los médicos consideraron esta enfermedad como un padecimiento respiratorio. Sin embargo, esa actitud no duró mucho tiempo.
Los investigadores han establecido vínculos directos entre la enfermedad que ocasiona el coronavirus y una variedad de problemas relacionados con el corazón. Asimismo, COVID-19 también ha sido un factor directo en la muerte de personas que tenían problemas cardíacos y pospusieron su tratamiento.
Inclusive en estos momentos cuando las vacunas se empiezan a distribuir a diferentes niveles en todo el país, tanto médicos como científicos siguen aprendiendo más acerca de COVID-19 y la salud cardiovascular. Esto es lo que las personas deben saber actualmente si tienen afecciones cardíacas.
Los padecimientos como insuficiencia cardíaca (con el corazón no bombea la sangre de manera eficaz), enfermedades de las arterias coronarias (arterias bloqueadas) y cardiomiopatías (debilitamiento, adelgazamiento y/o engrosamiento del músculo cardíaco), hacen que los casos de COVID-19 sean más graves, de acuerdo con la "evidencia más contundente y constante" que han detectado los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
Los CDC indicaron que también se consideran bajo mayor riesgo las personas con obesidad, diabetes de Tipo 2 y alta presión arterial relacionada con los pulmones y conocida como hipertensión pulmonar. Añadieron que la alta presión arterial sistémica y las enfermedades cerebrovasculares (que afectan a los vasos sanguíneos del cerebro, como en un ataque cerebral) podrían poner a personas bajo peligro. Esas estadísticas provocaron que la ľ¹ÏÖ±²¥ emitiera una el pasado enero, con el fin de alentar a las personas a vacunarse "en cuanto fuera posible" si tienen factores de riesgo cardiovascular, enfermedades cardíacas o antecedentes de ataques del corazón o cerebrales.
La inquietud principal en el caso de personas con padecimientos subyacentes del corazón es que COVID-19 podría ocasionar un estrés respiratorio que podría empeorar sus condiciones, dijo la Dra. Nisha Parikh, cardióloga clínica y profesora asociada de medicina de la Universidad de California en San Francisco. Por ejemplo, podría ejercer demasiado esfuerzo sobre el corazón de alguien con una cánula (stent en inglés) o de una persona que haya tenido cirugía de puente coronario. Incluso, si la persona tiene insuficiencia cardíaca y desarrolla una infección pulmonar, esta "podría ser bastante difícil de tratar".
Los pacientes con COVID-19 también enfrentan problemas de largo plazo.
Las investigaciones no han sido concluyentes, pero Parikh ha visto a los llamados pacientes de larga duración que presentan una "constelación de síntomas, algunos de carácter cardíaco", mismos que perduran incluso cuando la persona deja de estar infectada con el virus. Esos síntomas van desde mareos hasta palpitaciones del corazón y dolores de pecho. "Estamos tratando de determinar lo que podría estar ocasionando esto"
La doctora señaló que en algunos estudios se ha encontrado que ciertos pacientes de COVID-19 han quedado con cicatrices en el corazón. El exceso de coagulación sanguínea es una preocupación seria, así como el efecto que el virus tiene en las capas interiores de los vasos sanguíneos.
Por lo tanto, quienes tengan padecimientos subyacentes deben tener mucho más cuidado, comentó Parikh, y eso significa seguir los consejos que ahora son constantes.
"Usar un cubrebocas. Mantener la distancia social y vacunarse si se tiene esa opción", dijo Parikh, quien ya se vacunó. "Esa será la forma más rápida para que todos atravesemos esta situación con la mayor seguridad".
Los pacientes cardíacos deben seguir tomando sus medicamentos de costumbre. Al principio de la pandemia se escudriñaron los inhibidores de la ECA y los bloqueadores de los receptores de la angiotensina que se utilizan para tratar condiciones como alta presión arterial e insuficiencia cardíaca, pero los estudios han revelado buenas noticias.
"Estos no afectan la gravedad de COVID-19 en personas con síntomas de leves a moderados y, en varios estudios se sugiere que hasta podrían servir como protección", dijo Parikh.
La doctora añadió que cualquier persona con síntomas de un ataque del corazón o cerebral, u otro síntoma que requiera atención de emergencia, no debe titubear en obtener ayuda.
"Creo que la posibilidad de contagiarse con COVID-19 estando en un ambiente de hospital es bastante baja en vista de las medidas de seguridad que se han establecido". Retrasar la atención médica, como lo hicieron muchas personas, podría ser fatal. En los estudios se ha indicado que la oleada inicial del coronavirus ocasionó aumentos de , quizás en parte porque se retrasó la atención médica.
Parikh se preocupa de que eso podría estar sucediendo nuevamente. "Es anecdótico, pero me preocupa un poco que con el reciente aumento de COVID-19, la gente vuelva a evitar ir al hospital".
Las personas también deben cuidar su salud mental, añadió. La pandemia nos ha enfrentado a todos a "niveles enormes de estrés psicológico. La situación incluye a nuestros pacientes cardíacos y creo que es importante admitirlo y reconocerlo".
Con el aislamiento social, comentó que "hay mucha ansiedad e incluso depresión. Todos esos son factores de riesgo para que empeore cualquier padecimiento del corazón, o para que una afección cardíaca llegue a suceder".
Los que mantenerse conectado virtualmente, o encontrar formas para reunirse con otras personas de manera segura, puede ayudar.
Finalmente, Parikh indicó que todos debemos esperar que lleguen mejores días. "Tengo mucha fe en las vacunas y en cómo estas cambiarán la trayectoria de la pandemia muy pronto", añadió. "Veo luz al final del túnel".
Nota del editor: Debido a los eventos en rápida evolución que rodean el coronavirus, los hechos y consejos presentados en esta historia pueden haber cambiado desde su publicación. Visite Heart.org para obtener la información más reciente y consulte con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los funcionarios de salud locales para obtener la orientación más reciente.
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