El papel del enojo en el riesgo para un ataque al corazón podría comenzar en las arterias
Por Laura Williamson, ľ¹ÏÖ±²¥ News
Los breves arranques de ira o enojo pueden afectar temporalmente la capacidad de los vasos sanguíneos para dilatarse, una función que se considera esencial para prevenir el endurecimiento de las arterias, indica una investigación reciente.
Los hallazgos, publicados el miércoles en la revista médica , podrían ayudar a explicar cómo la ira contribuye al riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
"El enojo es malo para el funcionamiento de los vasos sanguíneos", dijo el Dr. Daichi Shimbo, cardiólogo y codirector del centro de hipertensión en el Columbia University Irving Medical Center en Nueva York. "Perjudica el funcionamiento de nuestras arterias, lo cual está vinculado con el riesgo de sufrir un ataque cardíaco en el futuro".
Estudios observacionales previos han establecido un vínculo claro entre las emociones negativas –como la ira, la ansiedad y la tristeza– y un mayor riesgo de presentar ataques cardíacos y derrames cerebrales. Pero se sabe poco sobre cómo estas emociones provocan cambios en el cuerpo que dan lugar a sucesos cardiovasculares.
En el nuevo estudio, se reclutó a 280 adultos jóvenes aparentemente sanos sin antecedentes de enfermedades cardíacas o derrames cerebrales, ni relacionados factores de riesgo, problemas de salud mental graves u otras enfermedades crónicas, de la comunidad adyacente al centro médico de Columbia.
En el entorno de un laboratorio, se les pidió a los participantes que se relajaran durante 30 minutos y luego se procedió a tomar mediciones de presión arterial y ritmos cardíacos, además de pruebas para evaluar la salud de las células endoteliales, es decir, la salud del revestimiento interno celular de los vasos sanguíneos. La disfunción endotelial se ha implicado al desarrollo de arteriosclerosis, o endurecimiento de las arterias, lo cual puede provocar ataques cardíacos y derrames cerebrales.
Los estudios previos han demostrado que el estrés mental puede perjudicar el funcionamiento endotelial. Los investigadores del nuevo estudio exploraron en qué medida los vasos sanguíneos podían dilatarse, si las células endoteliales en el revestimiento de los vasos sanguíneos se encontraran dañadas y si podían repararse a sí mismas después de emociones negativas agudas.
Después de tomar mediciones iniciales, se les asignó al azar a las personas realizar una de cuatro tareas. Durante el transcurso de ocho minutos, se le pidió a un grupo que recordara en voz alta recuerdos personales que evocaran ira. A otro se le pidió que recordara en voz alta recuerdos personales que evocaban ansiedad. A un tercero, se le pidió que leyera oraciones en voz alta que evocaban tristeza y al último grupo se le pidió que contara en voz alta para permanecer en un estado emocional neutral. A estas tareas les siguió un segundo periodo de descanso en silencio.
Se tomaron mediciones de presión arterial y salud endotelial nuevamente al cabo de tres, 40, 70 y 100 minutos después de que las personas realizaran las tareas.
En comparación con el grupo emocionalmente neutral, la capacidad de dilatación de los vasos sanguíneos en las personas que recordaron recuerdos que provocaban ira se redujo en más de la mitad. Este efecto llegó a su punto máximo a los 40 minutos de la recordación de la ira, y luego la función volvió a la normalidad.
Aunque el efecto fue temporal, Shimbo dijo que es importante notar que ocurrió al cabo de tan solo ocho minutos de recordar sentimientos de enojo, lo que plantea preguntas sobre el efecto acumulativo de la ira en el funcionamiento de los vasos sanguíneos durante un periodo más largo.
"Demostramos que si te enojas una vez, afecta adversamente tu capacidad de dilatación", dijo Shimbo, quien también es profesor de medicina en Columbia. "Pero, ¿qué pasa si te enojas 10,000 veces a lo largo de tu vida? Esta lesión crónica a las arterias podría causar daño permanente. Eso es lo que creemos que está pasando".
Sin embargo, sentimientos provocados de ansiedad y tristeza no causaron efectos estadísticamente considerables, un resultado que sorprendió a Shimbo.
"La gente agrupa las emociones negativas en una categoría sola", dijo él. "Esto me dice que tal vez la ira, la ansiedad y la tristeza son diferentes entre sí en la manera en que afectan el riesgo cardíaco".
La Dra. Suzanne Arnold, cardióloga de Saint Luke's Health System y profesora de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Missouri-Kansas City, dijo que los hallazgos arrojan luz sobre cómo los arranques de ira pueden causar enfermedades cardiovasculares.
"Esto es interesante porque ayuda a explicar algo que hemos observado una y otra vez", comentó ella. "Muchos datos han revelado que la ira aguda aumenta el riesgo de sufrir ataques al corazón, pero el mecanismo por el cual eso sucede no se entiende del todo".
Arnold, quien no estuvo involucrada en la investigación, observó que el estudio estuvo limitado a adultos jóvenes sin enfermedades cardiovasculares ni otros factores de riesgo, y recomendó que el próximo paso fuera tal vez expandir la población del estudio.
"¿Cómo se observa esto en las personas con más edad y que ya tienen una enfermedad cardiovascular?", preguntó ella. "Es posible que veamos efectos más profundos".