'Tu duelo no ocurre en el tiempo de otros': las diversas experiencias de afrontar una pérdida
Por Laura Williamson, ľ¹ÏÖ±²¥ News
Kyme Holman-Williamson siempre estuvo muy apegada a Eddie, su hermano mayor. Así que cuando supo que él necesitaba un trasplante de corazón, inmediatamente le preparó una habitación en su casa en Maryland, donde ella podría cuidarlo después de su cirugía.
Para lo que ella no hizo preparativos fue para su muerte.
Eddie Holman, un ex infante de marina, sobrevivió durante siete semanas en espera de un donante. Usando una bomba cardíaca, caminaba casi 7 millas diarias por los pasillos del hospital para mantenerse fuerte. El pasado mes de noviembre, sobrevivió la cirugía del trasplante y los primeros días críticos que le siguieron. Le prometió a su hermana que él estaría bien. Y durante algún tiempo, ese pareció ser el caso.
Pero entonces sus riñones fallaron. En las semanas siguientes aparecieron más complicaciones, y más cirugías. Después de ocho semanas, se tomó la decisión de retirarle el soporte vital, y murió.
"Me está costando mucho trabajo procesarlo", dijo Williamson, de 54 años. "Estoy en algún lugar entre la incredulidad, el dolor, el enojo, el pesar profundo y la aceptación espiritual. Un día estoy muy triste por él y al día siguiente estoy muy triste por mí. Él dijo que iba a estar bien, y yo le creí".
La enfermedad cardíaca es la principal causa de muertes en Estados Unidos. En ocasiones, la muerte llega luego de una prolongada enfermedad. Otras veces, es repentina e inesperada.
Independientemente de cómo ocurra, para las familias de unas 696,000 personas en Estados Unidos cada año, la enfermedad cardíaca acarrea una pérdida. El derrame cerebral es la quinta causa de muerte y afecta a los seres queridos de casi 163,000 personas cada año.
No es extraño que familiares y amigos luchen con sus sentimientos tras la muerte de un ser querido, especialmente si la pérdida es inesperada, dijo Mary-Frances O'Connor, profesora adjunta de psicología en la Universidad de Arizona, en Tucson.
"Debido a que no estamos preparados, eso toma al cerebro totalmente desprevenido", dijo ella. Esto puede resultar en un duelo severo y prolongado para algunos. "Pero otros pueden tener una reacción intensa y luego adaptarse con bastante resiliencia. No todos los que experimentan una pérdida inesperada tienen un duelo prolongado".
O'Connor dijo que muchas personas esperan pasar por lo que se conoce como las cinco etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Descritas originalmente por la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross como las etapas emocionales que experimenta una persona cuando se entera de que está muriendo, también se han usado desde entonces para describir un marco para afrontar muchos tipos de pérdidas.
Pero lo que muchos no entienden, dijo O'Connor, es que estas etapas no necesariamente ocurren en secuencia e incluso puede que no ocurran en lo absoluto. "El duelo no sucede de forma lineal", dijo ella. "No pasas por las etapas de una en una".
En vez de eso, los sentimientos relacionados con la pérdida vienen en olas, dijo ella. Con el tiempo, "la añoranza por la persona fallecida tiende a disminuir y la aceptación tiende a aumentar. Las olas del duelo son menos intensas. Eventualmente, tenemos la capacidad de encontrar consuelo cuando tenemos una ola o aceptamos que las olas vienen y van, y no nos sentimos tan desconsolados por el hecho de que esa persona ya no esté".
Para algunas personas, saber que una pérdida se acerca puede ayudar a amortiguar el choque desestabilizador de las emociones que le siguen, porque esto da tiempo para pensar acerca de qué decir o hacer por un ser querido antes de que muera, dijo O'Connor.
"Tener la oportunidad de sostener conversaciones finales en las cuales podemos decir, 'te amo' y 'estoy agradecido' y 'te perdono' o 'perdóname, por favor' pueden ser útiles más tarde cuando estamos sumidos en el dolor y miramos al pasado", dijo ella.
Aunque Williamson nunca esperó que su hermano muriera, a ella le reconforta saber que pudo sentarse a su lado durante sus últimos días.
"Tengo mis momentos de pura gratitud a pesar de mi luto, al saber que mi hermano estaba consciente cuánto lo amaba y que me quedé junto a su cama, luchando con él y por él con tanto amor", dijo ella. "Yo siempre le dije, 'Eres mi héroe, tu hermanita pequeña te ama, lo estás haciendo muy bien'. Nunca quise que perdiera su voluntad o sintiera que alguien estaba perdiendo la esperanza. Sostuve su mano, sin saber si él tenía miedo o no".
O'Connor dijo que es importante que las personas que están de luto reconozcan que sienten una gama de emociones que no es usual.
"Este es un proceso normal", dijo ella. "Mucho de lo que experimentamos durante el duelo es sorprendente. La gente no espera que sea tan intenso. O quizá sentir alivio, culpa, o ansiedad".
Es importante reconocer que está bien tener cualquiera de esos sentimientos, o todos ellos, dijo O'Connor. "Tan solo saber que estás pasando por algo normal puede ayudar".
Las personas que están de luto también deben permitirse a sí mismas el tiempo que necesiten para procesar estos sentimientos y no sentir como que les toma mucho tiempo, o que el tiempo no fue suficiente, dijo ella.
"Tu duelo no ocurre en el tiempo de otros", dijo ella. "Es un tipo de aprendizaje. Estás aprendiendo cómo es la vida sin esa persona, cómo es la vida ahora. Eso requiere tiempo".