Cómo la cultura gastronómica de Puerto Rico influyó a esta experta en nutrición
Por Michael Merschel, ľ¹ÏÖ±²¥ News
Mucho antes de ser una profesional de la nutrición, Josiemer Mattei era una chica que vivía en Puerto Rico.
"Tuve la ventaja y la experiencia fantástica de crecer cerca de una granja; allí pude saber de dónde provenía mi comida, cómo se cultivaba y cuál debía ser su sabor", dijo Mattei, quien ahora es profesora adjunta de nutrición en la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, en Boston.
Ella habló sobre ser pescetariana, los errores que las personas cometen en busca de la perfección y su actitud en general hacia los alimentos para "The Experts Say", una nueva serie de ľ¹ÏÖ±²¥ News en la que especialistas explican cómo aplican lo que han aprendido a sus propias vidas.
"Comer es algo que hacemos desde el segundo en que nos formamos hasta el segundo en que tomamos nuestro último suspiro," dijo Mattei. "Y es algo que debemos considerar como parte de nuestro bienestar integral".
Estos son los puntos más importantes de esa conversación.
¿Hay algún principio guía detrás de lo que comes?
Elijo mis alimentos basándome en una combinación de beneficios para la salud, conveniencia, asuntos éticos, gusto y preferencias culturales, además de quiénes me acompañen en ese momento.
Soy bastante consciente del presupuesto. También soy pescetariana.
¿Siempre comiste así?
No, no lo hice. Durante poco más de 20 años fui carnívora. Me convertí en pescetariana por mi salud y por motivos éticos y de derechos de los animales, mayormente por el impacto ambiental.
En mi adolescencia, comía alimentos rápidos y procesados porque estaban disponibles en las bodegas y establecimientos donde se reunían mis amigos. En esa época mis hábitos alimenticios eran bastante malos.
¿Dónde creciste, y cómo eso influye en lo que comes?
Crecí en Puerto Rico, y mis comidas familiares eran muy tradicionales. Una típica comida familiar en Puerto Rico sería arroz con gandules, y sí, sé que eso es un poco estereotipado, pero es la verdad. También comíamos muchos tubérculos. Teníamos muchas verduras y frutas tropicales frescas. Y claro, crecí aprendiendo a amar el sabor de mangos, guayabas, piñas, aguacates, limones y papayas, que crecían en mi patio. Me crie cerca de la costa, así que frecuentemente comíamos productos del mar. Aquí puedo encontrar algunos productos agrícolas y del mar puertorriqueños, pero trato de comprar productos locales y de temporada. Son más frescos, baratos y sostenibles.
Somos una cultura centrada en la comida. Y no lo digo en una forma mala, lo digo en una forma muy, muy buena. Vas a casa de alguien, llevas comida. Alguien está enfermo, llevas comida. Quieres decir, "gracias", llevas comida. Así que, en realidad, es una forma de mostrar amor.
Y nuestra comida es deliciosa. Sinceramente, es absolutamente deliciosa.
Cuando llegué al territorio continental de Estados Unidos, tuve que adaptar los hábitos que traía de la cocina puertorriqueña a lo que había aquí. Fue difícil. Pero ya estaba comenzando a interesarme más en la nutrición, porque veía lo que la nutrición podía hacer. Tenía familiares que ya eran hipertensos desde jóvenes, a una edad realmente temprana. Durante esos tiempos, la diabetes comenzaba a desbocarse en la isla.
Hice el cambio a una dieta pescetariana y mejoré mis hábitos en general.
Danos una idea de lo que comerías en un día típico.
No tengo una dieta perfecta. No existe tal cosa. Tienes que concederte un poco de libertad.
Así que puedo decirte que un día típico para mí comenzaría, 100% seguro, con café. Es una bebida muy tradicional en mi cultura.
Normalmente desayuno cereal con leche de 1%, o avena. Me encanta la avena. Si tengo mucha prisa, omito el desayuno, o me preparo un bagel con mantequilla de maní (cacahuate).
Mi almuerzo por lo general es un sándwich, que puede ser de huevo o de atún sin mayonesa. Y decididamente elijo un pan integral. Le agrego muchas verduras. También me gustan las ensaladas. Les pongo algo de proteína, como salmón o huevo. Me encantan los frijoles en las ensaladas, o los garbanzos. Igual, si estoy apurada, puedo agarrar una comida congelada o una sopa enlatada. Si hago eso, me aseguro de que sean bajas en sodio.
La cena es por lo general mi comida más saludable del día. Y normalmente es una cena familiar, con mi esposo y nuestras dos hijas. Mis hijas también son vegetarianas o pescetarianas. Comemos sopas de frijoles, chilis, arroz con gandules. Sazono con hierbas y especias, y uso muy poca sal. Preparamos comidas con huevos. A las niñas les gustan los platos puertorriqueños, como los tostones y los sorullos. Esos los frío en aceites vegetales saludables. Pero también disfrutamos sabores internacionales, como los de las comidas japonesa, mexicana y de otros países latinoamericanos.
Bebo alcohol un par de veces a la semana. Me gusta la cerveza y me gustan los postres. Definitivamente los postres puertorriqueños, que son increíbles. Si me dejo llevar por ellos, ¡no tengo para cuando acabar!
Como nutricionista, abogo por aprender sobre nuestros hábitos de alimentación. Pienso que soy bastante buena en el reconocimiento de mis señales de hambre y saciedad. Y si meriendo algo porque tengo hambre, es yogur o fruta.
Si alguien quiere cambiar sus hábitos de alimentación, ¿cómo puede llegar a donde tú estás?
No sé si donde estoy es la meta. Como dije, no hay hábitos perfectos. Esto es lo que funciona para mí, para mi familia y para mi presupuesto.
Pero si una persona quiere cambiar a hábitos más saludables, pienso que debería estar consciente de su objetivo, de por qué está cambiando, de su motivación.
En mi caso, la respuesta a esa pregunta es: para mejor bienestar y salud. Eso es lo lograré con una nutrición saludable. Perder peso, o lucir bien, o cosas como esas, son motivaciones temporales.
¿Cuál es tu consejo más importante sobre nutrición?
Al final de la jornada, vas a comer lo que te gusta. Encuentra algo que sea bueno para tu cuerpo, bueno para tu mente y tu bienestar, y que se ajuste a tu presupuesto, cultura y valores. Come comidas saludables y evita los alimentos procesados. Esto es en esencia lo que las directrices dietéticas nos dicen que hagamos para conseguir un patrón de alimentación saludable.
Todos tenemos nuestros altos y bajos, y diferentes etapas en nuestras vidas. Comer saludable es una carrera de fondo. Solo tienes que perseverar, tratarte bien a ti misma y disfrutar de la buena comida que existe.