Vinculan la depresión y la mala salud mental en adultos jóvenes con mayores riesgos cardiovasculares
By Laura Williamson, ľ¹ÏÖ±²¥ News
Los adultos jóvenes que padecen de depresión o de mala salud mental en general informan más ataques cardíacos, derrames cerebrales y factores de riesgo para enfermedad cardiovascular que sus contemporáneos sin problemas de salud mental, indica una nueva investigación.
Las conclusiones, publicadas recientemente en la revista , se suman a una gran cantidad de pruebas acumuladas que vinculan el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte con la depresión, pero deja sin respuesta la interrogante de cómo un factor pudiera conducir al otro.
"Aunque la relación entre la enfermedad cardíaca y la depresión probablemente sea bidireccional, es importante priorizar la salud mental entre los adultos jóvenes ya que esto puede ser beneficioso para la reducción de la enfermedad cardíaca y para mejorar la salud cardíaca en general", dijo la Dra. Yaa Adoma Kwapong, autora principal del estudio e investigadora posdoctoral en el Centro Johns Hopkins Ciccarone para la Prevención de Enfermedad Cardiovascular, en Baltimore.
Kwapong y sus colegas querían entender mejor cómo la salud mental puede afectar la enfermedad cardiovascular y sus factores de riesgo en etapas tempranas de la vida. Ellos analizaron datos de 593,616 adultos con una edad promedio de 35 años que participaron en el Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo Conductuales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una encuesta de autoevaluación representativa de la nación, entre el 2017 y el 2020.
Los participantes en la encuesta informaron si se les había dicho que tenían un trastorno depresivo y el número de días que experimentaron mala salud mental durante el mes anterior. También informaron si habían experimentado un ataque cardíaco, derrame cerebral o dolor en el pecho, una afección conocida como angina, o si habían tenido factores de riesgo de enfermedad cardiovascular como presión arterial alta, colesterol alto, sobrepeso u obesidad, hábito de fumar, diabetes, inactividad física o insuficiente ingesta de frutas y verduras. Si las personas tenían dos o más de estos factores de riesgo, su salud cardiovascular fue considerada como subóptima.
Los investigadores, dijo Kwapong, encontraron "una prevalencia particularmente alta de depresión en este grupo", 19.6%, una tasa que ella dijo que podía deberse al aumento en general de la depresión en el 2020, en el último año del estudio y el primer año de la pandemia del COVID-19. Una encuesta diferente citada en el estudio encontró que, en general, el 8.4% de los adultos de Estados Unidos reportaron al menos un episodio grave de depresión en el 2020.
La nueva investigación encontró que, entre los adultos jóvenes que informaron tener depresión, la probabilidad de enfermedad cardiovascular era más del doble en comparación con aquellos sin depresión. Entre las personas sin enfermedad cardiovascular establecida, aquellas que informaron depresión tenían una probabilidad 1.8 veces más alta de tener una salud cardiovascular subóptima que aquellas sin depresión.
De igual forma, mientras mayor fue la cifra informada de días de mala salud mental, más alta fue la probabilidad de tener enfermedad cardiovascular. En comparación con las personas que informaron que no tuvieron días de mala salud mental en el mes anterior, aquellas que reportaron hasta 13 días de mala salud mental tuvieron 1.5 veces más probabilidad de enfermedad cardiovascular, mientras que para aquellos participantes que informaron días de mala salud mental entre dos semanas y todo el mes, su probabilidad se duplicó.
"Los médicos necesitan mejorar en el reconocimiento y la remisión de pacientes con mala salud mental para un control enérgico de los factores de riesgo y viceversa", dijo la Dra. Garima Sharma, autora senior del estudio y profesora adjunta de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "La pandemia del COVID-19 ha expuesto muchas disparidades y desigualdades en la atención, y necesitamos más datos para apreciar los cambios en las tendencias postpandemia".
Una investigación anterior sugiere que al menos una cuarta parte de las personas con afecciones cardíacas y una tercera parte de los supervivientes de derrame cerebral desarrollan síntomas de depresión. Pero la Dra. Helen Lavretsky, profesora interna en el departamento de psiquiatría de la Universidad de California, Los Ángeles, dijo que durante largo tiempo ha sido motivo de investigación si la depresión causa la enfermedad cardiovascular o, al contrario, es la enfermedad cardiovascular la que conduce a la depresión. Ambos planteamientos parecen ser válidos, dijo ella.
La depresión produce mayores niveles de hormonas de estrés y crea inflamación, que en ambos casos son factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular, dijo Lavretsky, quien no participó en la nueva investigación. "Y las personas deprimidas no cuidan sus cuerpos, no visitan regularmente a los médicos y pueden tener sueño interrumpido", todo lo cual aumenta los riesgos de enfermedad cardíaca y derrame cerebral.
En un del que Lavretsky fue coautora, la ľ¹ÏÖ±²¥ reconoció el vínculo entre la salud psicológica y la salud cardiovascular, a la vez que recomendó que los profesionales médicos evalúen la salud mental de las personas con, o en riesgo de, enfermedad cardiovascular y derrame cerebral.
Pero los profesionales médicos también necesitan dar seguimiento mediante la remisión de pacientes a los servicios de salud mental, dijo Lavretsky. "El simple diagnóstico de la depresión no ayuda. Tienes que tratarla".
Ella dijo que para tratar con éxito la depresión se puede usar psicoterapia, terapia de grupo, acupuntura, reducción del estrés y, de ser necesario, medicamentos.
Las habilidades para hacer frente al estrés deben enseñarse desde la infancia, dijo Lavretsky. "Tienes que entrenarlos en el manejo de su ansiedad. Los niños están tan extremadamente ansiosos porque no tienen las herramientas para autorregulación y reducción del estrés".
Aunque el nuevo estudio proporciona una instantánea de la enfermedad cardiovascular entre los jóvenes con depresión, se requieren futuros estudios para estudiar cómo la depresión afecta la salud cardiovascular con el tiempo, dijo Kwapong.
Mientras tanto, dijo ella, se necesita una colaboración más estrecha entre los profesionales de la salud mental y aquellos que tratan a las personas por enfermedad cardíaca y derrame cerebral, así como más exámenes y monitoreo para la detección de enfermedad cardíaca en las personas con afecciones de salud mental.
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