COVID-19 causó un problema cardíaco que puso esta adolescente en una silla de ruedas por 3 meses
Por Stefani Kopenec, ľ¹ÏÖ±²¥ News
Un día, Olivia Lopez llegó a casa desde la escuela, entró a la oficina de su mamá y anunció: "No puedo oler".
Fue en noviembre del 2020, así que Olivia, quien tenía 13 años, y su mamá sabían lo que esto probablemente significaba. Una prueba confirmó que tenía COVID-19.
Además de perder el olfato y el gusto, a Olivia se le dificultaba respirar y se fatigaba.
Semanas después, el virus desapareció, pero los síntomas siguieron.
"Me dormía 16 horas al día", dice ella. "Parecía que siempre me faltaba aire".
En enero, intentó regresar a su escuela católica. Al regresar a casa desde su práctica de voleibol, Olivia le dijo a su mamá, "Me duele mucho el pecho".
"No es normal que eso le suceda a un niño sano que ha sido atleta toda su vida, come saludable y hace todo lo que se supone que debe hacer", dijo su mamá, Laura Lopez.
Laura llevó a Olivia a un cardiólogo. Le practicaron una prueba de estrés a la adolescente.
"No podían encontrar nada físicamente malo en el corazón o en el músculo cardíaco, pero realmente no podían explicar qué estaba pasando", dijo Laura.
Olivia consultó con un ortopedista y un neumólogo. No le resolvieron nada. Mientras tanto, seguía empeorando.
En la escuela se quedaba dormida. Una vez, cuando Olivia se sentía con náuseas y le dolía la cabeza, la escuela llamó a Laura para que fuera por ella. Más tarde ese día, Olivia fue a la oficina de su mamá, le dijo que sentía como que se iba a desmayar e inmediatamente perdió el conocimiento.
Los desmayos empeoraron tanto que Olivia se pasó todo el fin de semana del Super Bowl en el hospital, mientras los médicos trataban de averiguar qué estaba ocurriendo. Ellos dijeron que tal vez ella tenía el síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS por sus siglas en inglés). Es un trastorno que afecta al sistema nervioso autónomo, caracterizado por aumentos drásticos de latidos cardíacos al estar de pie. También puede causar cambios en la presión arterial, fatiga crónica y otros síntomas. Es una de las enfermedades que ahora se vinculan con la COVID prolongada e investigadores están tratando de saber cómo COVID-19 puede activarla.
Con la autorización del médico, Olivia regresó a la escuela. Se desmayó otra vez, se pegó en la cabeza y estuvo inconsciente por unos cuatro minutos. Una ambulancia se la llevó rápidamente a la sala de emergencia, mientras sufría una serie de temblores y convulsiones. Los médicos le dijeron a la familia que la diagnosis general era POTS.
La enfermedad de Olivia continuó avanzando. Se estaba desmayando tan seguido – a veces 30 a 40 veces al día – que tuvo que dejar de ir a la escuela y regresó al aprendizaje remoto.
"Ella podía estar aquí sentada teniendo una conversación normal contigo y de repente se desmayaba", dijo Laura.
Olivia también perdió su capacidad de caminar debido a una afección conocida como trastorno neurológico funcional.
"Era la forma en que el cerebro decía que, si se levantaba, entonces se iba a desmayar y lastimarse, así que eso afectó su capacidad de caminar. La peor parte era la incertidumbre de saber cuándo recobraría las habilidades que tenía antes y si las recobraría o no", dijo Laura.
Como resultado, Olivia usó una silla de ruedas por tres meses y pasó varios meses tomando clases por Internet. "Creo que yo temía que esto iba a seguir así durante mucho tiempo", dijo ella.
Laura dijo que el protocolo para POTS que los médicos recetaron, junto con su firme fe, ayudaron a que Olivia mejorara y volviera a la normalidad.
Ahora, Olivia ha retomado su vida donde la había dejado. La adolescente de 14 años va a la escuela preparatoria y regresó a jugar voleibol con su equipo de club.
"Recientemente terminé mi medicamento y me he sentido bien", dijo Olivia.
Cuando era pequeña, a Olivia le pareció interesante el trabajo de su mamá como directora ejecutiva de la oficina regional de la ľ¹ÏÖ±²¥ en Kansas City, Kansas. Apenas tenía 5 años cuando se propuso convertirse en cirujano cardiotorácico. Su experiencia en hospitales y consultorios médicos solo ha reforzado su deseo.
El año pasado fue seleccionada para asistir al Congreso de Futuros Líderes Médicos, donde podrá conversar y recibir consejos de médicos y ganadores del Premio Nobel. También se le pidió que hablara en una de las sesiones, las cuales se realizarán virtualmente este año.
"Estoy muy emocionada por ver todo lo que voy a aprender y cómo lo podré usar en el futuro si continúo en el camino que voy", dijo Olivia.
Laura dijo que la experiencia que Olivia tuvo como paciente le da una perspectiva adicional en su potencial carrera.
"Creo que por esto, ella será más compasiva y comprenderá más a la gente que confía en ella, y eso es algo que nos puede beneficiar más estos días".
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