Lo que dicen los médicos sobre el embarazo, las vacunas y COVID-19

Por Michael Merschel, ľ¹ÏÖ±²¥ News

bogdankosanovic/E+, Getty Images
(bogdankosanovic/E+, Getty Images)

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COVID-19 puede ser mala para cualquiera. Para las mujeres embarazadas, la investigación científica demuestra que la enfermedad puede ser peor, con aumentos significativos en sus probabilidades de necesitar cuidados intensivos, de dar a luz prematuramente y de morir.

Las vacunas ofrecen protección; aunque, a pesar de las palabras tranquilizadoras y los esfuerzos de motivación de una amplia gama de grupos relacionados con la salud, las tasas de vacunación de las mujeres embarazadas siguen siendo obstinadamente bajas. De acuerdo con los , hacia la mitad de septiembre, únicamente un 31% de las mujeres embarazadas se habían vacunado y la tasa era sólo del 25.3% para las mujeres hispanas y del 15.6% para las mujeres negras.

Los médicos que atienden a las mujeres afectadas por COVID durante el embarazo se han enfrentado a viejos conceptos erróneos y a desinformación nueva acerca de las vacunas y las recomendaciones de bienestar tanto de la madre como del bebé.

"He oído de todo", dijo la doctora Garima Sharma, directora del programa de cardio obstétrica del Centro Ciccarone para la Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares de Johns Hopkins Medicine en Baltimore. Algunas mujeres se preocupan por efectos secundarios sobre los cuales han escuchado y que se han descrito de manera errónea. Otras dicen: "No estoy segura de lo que he me hará a mí porque no conozco los datos", o simplemente: "No creo en la vacuna".

Sharma, profesora adjunta de medicina especializada en enfermedades cardiovasculares en la mujer y en maternidad, apoya la vacunación. "No hay evidencia de efectos adversos maternos o fetales por la vacunación de pacientes embarazadas".

Grupos de médicos como el y la están de acuerdo.

"No hay datos en absoluto de que la vacuna ocasione ningún efecto perjudicial en el embarazo", dijo la doctora Christina Han, profesora clínica asociada de obstetricia y ginecología y directora de la división de medicina materno-fetal de UCLA Health en Los Ángeles.

Han, miembro del Grupo de Trabajo COVID de la Sociedad de Medicina Materno-Fetal, puede citar varios estudios que respaldan la vacunación contra COVID-19 en mujeres embarazadas.

En uno de los más recientes, publicado , se analizaron los expedientes de más de 105,000 embarazos sin encontrar diferencias entre las tasas de aborto espontáneo de las mujeres que se vacunaron y las que no.

En el monitoreo exhaustivo que han llevado a cabo los CDC tampoco se encontró nada inquietante. "No ha habido ninguna señal de alarma que indique que las vacunas ocasionan problemas en el neonato, en la placenta o en la madre", dijo Han.

Sin embargo, la amenaza que supone COVID-19 para la salud de la madre y su bebé es evidente.

Han cita que mostraron que las mujeres embarazadas que padecieron COVID-19 tenían mayores probabilidades de necesitar atención de cuidado intensivo o tratamiento con una máquina de circulación extracorpórea, comparadas con mujeres no embarazadas que tuvieron la enfermedad.

En otro informe de 2020, , se concluye que, en comparación con las que no tenían COVID-19, las mujeres embarazadas con la enfermedad tienen probabilidades 18 veces mayores de acabar en la unidad de cuidados intensivos, casi tres veces mayores de morir y casi una vez y media más de tener un parto prematuro.

Aunque el riesgo general de COVID-19 para las personas embarazadas es bajo, Han calificó los casos graves como "desgarradores" para ella y sus colegas.

"En realidad, los casos que más nos pesan son las pacientes que acaban en estado crítico, porque ahora vemos esto como una enfermedad potencialmente prevenible", dijo, "y, a pesar de que existe una buena solución, seguimos viendo que llegan mujeres que acaban así de enfermas".

La preocupación que tienen las mujeres embarazadas en relación con las vacunas existe desde antes de la pandemia, dijo la doctora. "En las embarazadas siempre hay algo de reticencia para utilizar cualquier medicamento".

Sharma, coautora de una reciente , emitida por la ľ¹ÏÖ±²¥, dijo que la tasa de vacunación particularmente baja de las mujeres negras e hispanas se debía en parte a los temores sobre las vacunas, pero también a cuestiones más amplias, como el acceso al transporte y a Internet y a la información relativa a cómo vacunarse.

Agregó que "tampoco hay que subestimar la desconfianza en el sistema médico".

Para combatir esa desconfianza, dijo Sharma, el personal de servicios de salud debe idear formas innovadoras para transmitir los mensajes que pueden salvar vidas. Eso significa trabajar con mensajeros de confianza, como las iglesias o incluso con voluntarios que vayan de casa en casa a compartir la información. "Cuando proviene de personas de la misma comunidad y de profesionales de salud comunitaria, amigos y vecinos que se vacunaron, creo que hay una mayor aceptación que (cuando viene de) personal uniformado con batas blancas".

Han dijo que ha entrado en contacto con líderes de la comunidad en California para encontrar formas de abordar las preocupaciones de los grupos que dudan acerca de las vacunas. "Si podemos entablar conversaciones íntimas con estos líderes de la comunidad para poder captar sus dudas y lograr que se den cuenta del impacto específico en nuestra comunidad, ahí es donde probablemente se marcará la diferencia".

Sharma también habla con franqueza con sus pacientes, quienes a menudo padecen afecciones cardíacas que aumentan el riesgo de tener complicaciones derivadas de COVID-19. Si no se han vacunado, les dice "muy claramente" que se están poniendo en riesgo a sí mismas y a su bebé, y que si tienen dudas, deben preguntar a su obstetra. "Lo que he visto personalmente es que si varios médicos y clínicos dicen lo mismo, el mensaje sí logra llegar".

Han dijo que los obstetras no mantendrían el esfuerzo si no creyeran en lo que dicen. "No ganamos nada con cada paciente que se convence a vacunarse, con la excepción quizás, de poder verlas completar un embarazo saludable".

Nota del editor: Esta historia se actualizó el 4 de octubre para aclarar los resultados del estudio de BMJ. Debido a los eventos en rápida evolución que rodean el coronavirus, los hechos y consejos presentados en esta historia pueden haber cambiado desde su publicación. Visite Heart.org para obtener la información más reciente y consulte con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los funcionarios de salud locales para obtener la orientación más reciente.

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